La Empresaria

Como en muchos aspectos de su camino como escritora, Graciela llegó a ser una Empresaria sin proponérselo. Cuando publicó sus cuatro primeros libros editados por ella misma, salieron a la venta en las principales librerías sin mayor problema y ella misma llevaba su contabilidad. Más adelante, obedeciendo decisiones del Estado que buscaba poner orden en la recaudación de los impuestos, ella hubo de acogerse a la ley, inscribiéndose en la Sunat para que le asignaran un número de RUC para poder vender sus libros.

 

Fue un motivo de gran asombro para Graciela que la calificaron como “Empresa Larrea”. Fue así como sorpresivamente se convirtió en “Empresaria”, dueña de una micro Empresa unipersonal, en la que ella creaba, escribía, editaba, distribuía, promovía y vendía sus propias obras. Y así lo sigue haciendo hasta ahora.

 

 

Así como nunca planeó ser escritora, tampoco se imaginó llegar a ser Empresaria. Siendo que siempre le gustaron las Matemáticas, llevar su propia contabilidad ha sido difícil para ella.

 

Si como persona, madre y esposa se sintió realizada y siempre hizo todo lo mejor que pudo; como Empresaria, aún recociendo su pequeñez, sigue en una lucha indesmallable por sacar adelante a su empresa, con la fuerza que le da la convicción de que sólo el amor salvará al mundo y segura de que sus obras son un buen vehículo para comunicarlo.